Dieta Mediterránea
Los hábitos saludables para conservar o restablecer la salud se fundamentan en una dieta equilibrada y sana como la mediterránea y la práctica de ejercicio físico diario, adecuado a cada individuo según el sexo, la edad, y circunstancias concretas (embarazo, lactancia).
Todo ser humano necesita sustancias nutritivas para poder vivir y desarrollarse (calorías, proteínas y vitaminas) y esas sustancias las recibe a través de los alimentos.
Una dieta equilibrada responde a dos características esenciales: CANTIDAD ADECUADA y CALIDAD.
Una dieta equilibrada aporta los nutrientes necesarios en su justa proporción para realizar los procesos metabólicos, funciones plásticas y reguladoras que el cuerpo necesita, pero cuidando la salud. Es decir, la cantidad de alimentos consumidos deberán cubrir las necesidades energéticas de cada persona. No existe ningún alimento que contenga todos los nutrientes que el organismo precisa, por ello la importancia de una dieta correcta, variada y completa, sin excluir ningún grupo de alimentos pues la calidad viene fijada por la presencia de los diferentes nutrientes en el conjunto del aporte calórico de la dieta, un buen equilibrio entre las calorías, las proteínas y las vitaminas.
El modelo de dieta equilibrada más reconocido mundialmente es la denominada dieta mediterránea que coincide con la tradicional española y permite que el cuerpo funcione normalmente y reduzca los riesgos de padecer ciertas enfermedades como las coronarias.
La dieta mediterránea es la manera de alimentarse de los denominados pueblos del Mediterráneo. Sin ser una dieta única, pues aglutina a varios países, posee unas características comunes.
- Es una dieta que utiliza el aceite de oliva como principal fuente de grasa en contraposición con los aceites de origen animal, lo cual es beneficioso para evitar enfermedades como la arterosclerosis coronaria.
- Elevado consumo de pescado, sobre todo del azul. Tanto el consumo de pescado azul como el de aceite de oliva son beneficiosos porque se cambian las grasas saturadas, causantes de acumulación de enfermedades cardiovasculares, por monoinsaturados, grasas consideradas como neutras, ya que no influyen sobre el colesterol sanguíneo.
- Ingesta moderada de lácteos.
- Elevado consumo de frutas y verduras, alimentos ricos en fibra.
- La ingesta de alimentos como el ajo, la cebolla, el tomate y frutos secos típicos del mediterráneo son beneficiosos para la salud.
- El consumo moderado de carne y de grasas de origen animal con respecto a otras dietas la hacen recomendable.
- Los cereales como el pan y derivados del trigo, el arroz, las patatas son alimentos básicos.
La dieta mediterránea es beneficiosa para la salud al preservarnos de algunos tipos de cánceres y de enfermedades cardiovasculares al aumentar el HDL (denominado comúnmente colesterol bueno) y reducir el LDL (colesterol malo). Por otra parte, en la dieta mediterránea hay alimentos que contienen elevadas cantidades de antioxidantes y fibra; así como ácidos grasos poliinsaturados de la seria omega-3 que disminuyen la tensión arterial y de los triglicéridos, como es el caso de los pescados grasos principalmente.
El aceite de oliva reduce el colesterol malo, al igual que los aceites de semillas, pero además aumenta la proporción de colesterol bueno frente al malo, por ello su importante efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares. Su contenido en ácidos grasos poliinsaturados, aunque pocos suficientes, son también beneficiosos para la salud. Su resistencia frente a la oxidación cuando se calienta lo convierte en el aceite más recomendable para las frituras, pues sus ácidos grasos no se saturan como sucede con los aceites de semillas.
El pescado es uno de los principales alimentos de la dieta mediterránea. Su valor nutritivo es semejante al de la carne con un gran contenido en proteínas de fácil asimilación, sales minerales esenciales para el organismo (calcio, hierro o flúor), minerales necesarios para la actividad vital (fósforo, potasio o magnesio), vitaminas A, D y B, y aporte suplementario de calcio si ingerimos las espinas de los pescados muy pequeños.
El consumo de frutas es otro de los pilares de la dieta mediterránea. Su elevado aporte de vitaminas y minerales, su fácil digestión y rápida absorción y el contenido de hidratos de carbono hacen que actúe como alimento regulador y por tanto que se considere importante y beneficioso para la salud.
Aceite de oliva, cereales, legumbres, frutas y pescado son los principales componentes de la dieta mediterránea que actualmente se encuentra en peligro. Los nuevos estilos de vida y hábitos de consumo procedentes de otros países extendidos por intereses comerciales amenazan con destruir una dieta secular y sana con la creación de problemas cardiovasculares, procesos de obesidad, alteraciones digestivas y metabólicas. Es por ello, por lo que nos vemos obligados a insistir en el seguimiento de una dieta equilibrada como es la mediterránea.
La dieta española, pese a estar incluida en la mediterránea, tiene ciertos hábitos que deben corregirse para una dieta más saludable: reducir la ingesta de calorías y de productos procedentes de los animales; aumentar el consumo de hidratos de carbono y de fibra; moderar el consumo de sal, reducir el consumo de alcohol tan elevado en la actualidad y aumentar la ingesta de calcio en las personas mayores.
Fuente: www.facua.org