Al igual que cuando se acerca el invierno cambiamos la ropa del armario y sustituimos el algodón por la lana o pasamos del lino al punto para enfrentarnos al frío.
Nuestro cuerpo debe adecuarse a las temperaturas más bajas y a la falta de sol en nuestra piel. Y, claro está, debe recibir por nuestra parte, sus moradores y propietarios, un trato acorde a las nuevas circunstancias.
La dieta que nos resultaba útil y gratificante en los largos y soleados días de verano ya no sirve: es demasiado frugal para el invierno. La naturaleza, que sigue siendo sabia, inunda los mercados con alimentos de temporada que aportan esas propiedades que nos ayudan a afrontar los meses invernales y combatir los catarros, constipados y tiritonas tan propios de esas fechas. En verano, el gazpacho es refrescante y sabroso; en invierno, la sopa entona el cuerpo.
En otoño e invierno disponemos de alimentos de temporada calóricos, como legumbres, patatas y boniatos que nos sirven para ir acumulando reservas de energía. En estas fechas, las temperaturas bajan y nuestro organismo necesita más calorías para mantener el calor corporal.
Alimentos de invierno
El alimento de temporada es casi siempre el que más conviene a los consumidores: normalmente más económico, su calidad organoléptica, según aseguran los especialistas en gastronomía, es también mejor. Además, consumiendo productos de temporada contribuimos a respetar el ciclo natural de producción, lo que conlleva una positiva repercusión en el medio ambiente.
Verduras de invierno, contra el resfriado
Acelgas y espinacas, alcachofas, calabaza, col (berza o repollo), coliflor o pella, coles de Bruselas, champiñones, guisantes y habas, judías verdes, puerros, cardo, remolacha, rábano, lechuga de hoja de roble, berros¿ son verduras de invierno. Durante estos meses, pocas personas se librarán de dolencias respiratorias, como un resfriado o una bronquitis. La tos es el síntoma más común de las tan frecuentes como indeseadas enfermedades del aparato respiratorio. Hemos de aprovechar que tenemos a nuestra disposición vegetales de temporada con propiedades muy útiles ante estas afecciones tan molestas. Por ejemplo, las hortalizas aliáceas (cebolla, ajo, puerro¿) tienen propiedades mucolíticas y antisépticas: ablandan la mucosidad, favorecen la expulsión de moco y actúan contra los gérmenes (bacterias o virus) causantes o agravantes de la afección. La inhalación de la esencia que desprende una cebolla o cualquier otra hortaliza aliácea ayuda a eliminar la mucosidad e incluso puede aliviar la tos.
Los compuestos azufrados que forman el aceite esencial de estos alimentos pasan rápidamente a la sangre nada más llegar al estómago y se eliminan enseguida por los pulmones. Esto hace que a los pocos minutos de haber comido cebolla o ajo, el aliento adquiera ese olor tan característico. Esos compuestos azufrados ejercen una acción antiespasmódica, mucolítica (facilitan la eliminación de la mucosidad) y antibiótica. Por tanto, las afecciones de las vías respiratorias (sinusitis, bronquitis, neumonía) mejoran con el consumo de estos alimentos, preferiblemente crudos o muy poco hervidos. La borraja suaviza y desinflama las mucosas respiratorias. Esta verdura, tanmbién invernal, contiene mucílagos de acción emoliente (suavizante). Hervida con su caldo, resulta beneficiosa para las afecciones respiratorias.
Fuente: Alimentación-Sana.com.ar